Las consecuencias de la Polución Lumínica

En el artículo de la semana anterior explicábamos el concepto de Contaminación Lumínica. Hoy, como prometimos, vamos a abordar las consecuencias que tiene sobre los humanos, la vida silvestre y nuestro planeta.
El exceso de luz que introducimos en nuestros entornos perjudica a nuestros ecosistemas, especialmente en lo que respecta a los ciclos de vida de los animales, que dependen de la oscuridad. Nos estamos poniendo en riesgo al alterar nuestros ritmos bioquímicos que fluyen naturalmente a través de los niveles de luz natural.
Consecuencias en los seres humanos
Los seres humanos, al igual que las plantas y la vida silvestre, están regulados por ritmos circadianos, que se componen de los cambios físicos, mentales y de comportamiento que ocurren en un ciclo de 24 horas.
El reloj circadiano regula actividades fisiológicas como patrones de ondas cerebrales, producción de hormonas y regulación celular. Estos ritmos responden a la luz y la oscuridad alrededor de un organismo. La interrupción de estos ritmos puede provocar una variedad de problemas de salud, como trastornos del sueño, ansiedad, depresión, diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos inmunitarios y obesidad.
La melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño, se ve gravemente afectada por la contaminación lumínica, ya que la oscuridad la activa y la luz la suprime. Una deficiencia de melatonina puede provocar ansiedad y trastornos del estado de ánimo, insomnio y desequilibrios hormonales.
Consecuencias en la naturaleza
La contaminación lumínica afecta los ciclos de alimentación, sueño, apareamiento y migración de todos los animales salvajes. Los animales salvajes también pueden sufrir desorientación cuando hay demasiada luz artificial por la noche.
El exceso de luz que introducimos en nuestros entornos perjudica a nuestros ecosistemas, especialmente en lo que respecta a los ciclos de vida de los animales, que dependen de la oscuridad. Nos estamos poniendo en riesgo al alterar nuestros ritmos bioquímicos que fluyen naturalmente a través de los niveles de luz natural.
Consecuencias en los seres humanos
Los seres humanos, al igual que las plantas y la vida silvestre, están regulados por ritmos circadianos, que se componen de los cambios físicos, mentales y de comportamiento que ocurren en un ciclo de 24 horas.
El reloj circadiano regula actividades fisiológicas como patrones de ondas cerebrales, producción de hormonas y regulación celular. Estos ritmos responden a la luz y la oscuridad alrededor de un organismo. La interrupción de estos ritmos puede provocar una variedad de problemas de salud, como trastornos del sueño, ansiedad, depresión, diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos inmunitarios y obesidad.
La melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño, se ve gravemente afectada por la contaminación lumínica, ya que la oscuridad la activa y la luz la suprime. Una deficiencia de melatonina puede provocar ansiedad y trastornos del estado de ánimo, insomnio y desequilibrios hormonales.
Consecuencias en la naturaleza
La contaminación lumínica afecta los ciclos de alimentación, sueño, apareamiento y migración de todos los animales salvajes. Los animales salvajes también pueden sufrir desorientación cuando hay demasiada luz artificial por la noche.
- Mamíferos: murciélagos, mapaches, coyotes, ciervos y alces tienen dificultades para buscar comida por la noche debido a la iluminación excesiva. Además, también corren el riesgo de exposición a depredadores naturales y una mayor mortalidad. La iluminación excesiva durante la noche también provoca una disminución de la reproducción, lo que conduce a una disminución del envejecimiento de la población.
- Aves: los búhos y los halcones son animales nocturnos que utilizan la luz de la luna y de las estrellas para cazar y migrar de noche. Las fuentes de luz artificial pueden hacer que las aves se sientan atraídas o fijadas en las luces artificiales, desviándose de su ruta de migración prevista, volando hasta el agotamiento y colapsando. Se sabe que aves marinas como los albatros chocan contra faros, turbinas eólicas y plataformas de perforación en el mar debido a sus luces brillantes. Solo en América del Norte, 100 millones de aves mueren anualmente en colisiones con torres y edificios iluminados.
- Anfibios: sapos, ranas y salamandras en pantanos se ven afectados por la niebla del exceso de luz que los confunde y desorienta, lo que provoca una disminución en la alimentación y el apareamiento.
- Reptiles: las tortugas marinas se ven extremadamente afectadas por la contaminación lumínica, ya que a las hembras les gusta anidar en playas remotas y oscuras. Sin embargo, las luces costeras brillantes les impiden encontrar áreas seguras para anidar sus huevos, lo que hace que las tortugas hembras pongan sus huevos en un área insegura o en el océano. Por otro lado, las tortugas marinas recién nacidas se arrastran instintivamente hacia la parte más luminosa de la playa, que durante muchos siglos fue la luz de la luna y el océano estrellado. Sin embargo, el exceso de iluminación artificial confunde a las crías y acaban alejándose del océano, pudiendo ser cazadas por depredadores, atropelladas por vehículos, ahogadas en piscinas o morir por deshidratación o agotamiento.
Consecuencias ambientales
La Asociación Internacional de Cielo Oscuro (IDA), una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo crear conciencia sobre la contaminación lumínica, estima que la iluminación nocturna excesiva libera más de 12 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año. Se necesitarían unos 702 millones de árboles para absorber el dióxido de carbono producido por toda esta luz desperdiciada.
Por otro lado, según un estudio de 2010 de la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica, la fotocontaminación aumenta la contaminación del aire al suprimir el nitrato, una forma de óxido de nitrógeno, que limpia el aire por la noche. Este proceso, que evita que las emisiones se conviertan en smog, solo ocurre de noche porque la luz solar destruye el nitrato. Sin embargo, las luces artificiales de edificios, automóviles y farolas, aunque son increíblemente más tenues que la luz solar, también afectan el nitrato y ralentizan el proceso de limpieza del aire en un 7 %.
Consecuencias energéticas
El exceso de luz desperdiciada diariamente resulta en energía desperdiciada. Un estudio de IDA de 2007 estimó que el 30% de toda la luz emitida por las luminarias públicas exteriores se desperdicia. Eso equivale a alrededor de 3,6 millones de toneladas de carbón por año y 12,9 millones de barriles de petróleo por año.
Por lo tanto, se estima que la cantidad total de energía desperdiciada cada año debido a la iluminación excesiva sería suficiente para iluminar más de 11 millones de hogares y alimentar 777.000 automóviles.
